Faltaron solo unos pocos años para que alcanzaras los 100. Hoy los hubieras cumplido...

Contigo aprendimos que, si frotábamos las hojas de sándalo entre nuestras manos, despedían un perfume fresco y maravilloso. Que las discusiones entre hermanos y primos no merecían la pena, y que podíamos arrepentirnos de decirnos cosas malas durante el resto de nuestras vidas.
Contigo murieron tu adorado rosal y la parra que, cada septiembre, con tanto esmero esperabas a que diera sus frutos para repartir racimos entre todos. No me extraña que el rosal no quisiera saber nada sin ti, porque en la vida he visto semejante tamaño de rosas y un colorido más vistoso.
Estés donde estés, tu recuerdo nos acompañará siempre en lo más profundo de nuestro corazón. Felicidades, abu.


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Omar